
No hay mejor experiencia. No hay sentimiento más puro. No hay mayor pasión que ésa. La que surge de la unión de dos momentos mágicos: el tuyo y el suyo. Y aparece un solo camino, con una sola dirección. Lo que ha unido el vino que no lo separe nada ni nadie.
El que «vino» se quedó y el que no «vino» se fue y me perdió.
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Exacto!!! Oportunidades que vienen, pasan, o se quedan.
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Trenes que ofrecen copas de vino medio llenas a todos aquellos que suben y sin saber muy bien hacia dónde van, se llenan de optimismo en tanto las vacían. Ideas contradictorias con explicaciones llanas como que no es la copa la que se ve de una forma optimista o no, sino el vaso. Vino venerado, la sangre de Cristo, vulnerable, como el colorido cabello, frágil y fuerte a la vez. Si los rojizos encauzan un único sentido, aunque la dirección sea opuesta, fortalecerán la solidez del camino ya que no es rosado el ejemplar sino el tinto, pese a que a mi, para llevar la contraria, siempre me gustó más el blanco, sin que ello signifique que mi cabello sea canoso. 😉
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Eva: y los cauces quisieron que por casualidad el comentario apareciese con el perfil de mi «Amore», quién mejor para comentar sobre vinos
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Relacionar el color de la melena con el vino significaria en mi caso que me decanto por el tinto. Siempre me conformé con un lambrusco hasta «ConozcArte», siempre me gustaron los cobres/pelirojos al Sol.
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Tinto, pelirojo, blanco, dorado… depende del momento, no? 😉
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