Arterapia. Me han hablado de un lugar maravilloso. Me han dicho que allí no existe la tristeza ni el dolor. Un lugar donde ni siquiera recuerdas quién eras. Sólo existe el presente. Vives en el aquí y en el ahora. Y no te importa nada que no sea real. Respiras profundamente cada milésima de segundo. Y no te preocupas por el paso del tiempo. Dicen que te olvidas de dónde vas. Que ni siquiera te lo planteas. Porque el camino en sí ya vale la pena. Y eres consciente, más que nunca, de lo que quieres. Sólo basta con concentrarte y no sentir nada en especial. No tienes que intentar ir a ningún sitio; sólo permitirte a ti mismo estar donde ya estás.
Qué lástima me ha dado porque hasta llegar a «Y eres consciente, más que nunca, de lo que quieres» pensé que había enocntrado en el cuerpo de otra persona ese lugar. Describiste perfectamente como vive la mente de Concha, esa vecina de 78 años que tanto se preparó para cuando llegase su vejez, ahora, en su mente sí existe tristeza pero le dura milésimas de segundo, hasta eso olvida. A veces no recuerda quién era ni el minuto de antes. Sólo existe un presente, valga la redundància, inmediato.Vive en el aquí, psicológicamente y geográficamente, en un aquí limitado por un metro cuadrado de baldosas, no se preocupa por qué hay más allà, a veces, ni lo ve. El camino que realiza a diario es muy corto, su mente recuerda a mujeres maravillosas con las que compartió mucho tiempo y habla de ellas como si viviese, su nostalgia no es nostalgia, es realidad, ella cree firmemente que todo lo que hizo, puede seguir haciéndolo, pasa un segundo y lo olvida, por ello hasta el sufrimiento se olvida y se permite seguir donde està. Quiero dejar de manifiesto lo sorprendida que estoy de cómo te puede la vida obligar a vivir en un duro presente formado por instantes de olvidos y recuerdos entre algunas risas y mil preguntas repetitivas.
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Así es. Todo se recuerda, todo se olvida, en cuestión de segundos. Todo es efímero, la alegría y la tristeza. Bonita reflexión, Eva.
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